Analista Programador
Tuve mi primer computador el año 1997 a los 14 años, cuando mi abuelo “Torque”, ingeniero y científico, nos regaló a mi hermano y a mi su antiguo computador, ya que había adquirido uno nuevo. Quería que el anterior siguiera siendo útil, y a la vez entregarnos una valiosa herramienta.
Antes de eso había tenido algunas clases de computación en el colegio. Si mal no recuerdo, en básica usaba unos computadores bastante antiguos para aprender algo de matemáticas y parece que inglés básico. Luego en enseñanza media, tuve una clase de computación de la que tengo vagos recuerdos trabajando con diagramas de flujo para representar el funcionamiento de programas inventados por la profesora.
Me gustaba mucho usarlo, y lo hacía principalmente para jugar con mi hermano y con amigos. En los años 90 usabamos Windows 3.1 y DOS. Ingresabamos a BBS y a IRC. Jugábamos simuladores de vuelo, ajedrez, buscaminas, Skifree, Mortal Kombat, Starcraft I, Warcraft I y Diablo I. Y soñaba con diseñar alguna vez un juego. Incluso recuerdo haber diseñado mi primer sitio web por ahí por el año 99' o 2000, siguiendo las instrucciones de un sitio que se llamaba “webmaestro.cl”. Pero mi escaso nivel de madurez emocional e intelectual (era un individuo “en estado latente”), y la falta de fuentes de conocimiento en mi espacio vital (o para ser justos, mi incapacidad de conectar con aquellas fuentes), y orientación respecto al asunto, dejaron mi inquietud en algo que durante mucho tiempo no fue más que “un sueño”.
20 años más tarde, habiendo transitado por la vía del diseño y no pudiendo cumplir los objetivos económicos que me había fijado a la fecha, me encontraba buscando en internet información respecto a las ciencias de la computación o informática como profesión, en foros y blogs, locales e internacionales. Mi madre me había hecho una pregunta en un almuerzo en su casa, que cayó en mi mente como una semilla. ¿Estudiarías de nuevo? Tal vez el área de la informática tenga lo que estás buscando…
Y pues resultó que sí. El universo de la informática había seguido su curso, crecido enormemente, y estaba más vigente que nunca. Todo eso había ocurrido frente a mis narices y sin que me diera cuenta realmente de ello. Es decir, lo sabía… pero ¿“realmente lo sabía”? Nones. Mi pequeño mundo y el día a día me tenían en una especie de bucle que me impedía mirar más allá. Y pensar en volver a estudiar me daba bastante miedo. Porque, ¿y si fracasaba?. Sin embargo, la necesidad apremiaba. Así que luego de una fugaz pero efectiva investigación, llegué a la conclusión de que necesitaba algo rápido, una carrera corta que me permitiera cambiar de rubro en el corto plazo y al menor costo posible. Pero aún restaba averiguar dónde.
Además, previamente decidí tomar la versión gratuita del curso CS50 de Harvard Online via EdX y avanzar “un poco”, con el único fin de averiguar si era capaz de ir entendiendo de qué diablos estábamos hablando. A ver si tenía “dedos para el piano”.
Y resultó que sí. Aparentemente. Estaba muy lejos de ser Linus Torvalds, (tampoco me interesa serlo) pero el contenido del CS50 no me resultó totalmente indescifrable y algo pude captar. Por lo que luego de esa exploración, volví a mi realidad material, física y concreta y buscando un poco, encontré que habían 3 institutos que ofrecían carreras cortas ligadas al área de la informática: Duoc UC, Inacap, y CIISA. Esta última me era totalmente ajena y desconocida. Y de las 2 primeras, me decidí por Duoc ya que mi carrera de diseño la había cursado allí, por lo que ya tenía una referencia. Faltaba averiguar en qué sede estudiar, y por comentarios en foros que aludían a que los mejores profesores del instituto se encontraban en Alonso de Ovalle, me decidí por aquella sede.
Y si bien mi experiencia allí fue muy buena, lo cierto es que en 5 semestres, que es lo que dura esta carrera técnica, sólo hay tiempo y espacio para aprender unas cuantas materias de manera más o menos rudimentaria. Y dada la cruda realidad de que la educación de calidad es un negocio (estoy seguro de que esta es la razón), ni en este instituto, ni en ningún otro de los que encontré que impartían carreras cortas similares, enseñan estructuras de datos y algoritmos. Eso queda para la universidad. Y para aprender “por nuestra propia cuenta”…
Personalmente, agradezco enormemente a los profesores Roy Barrera, Fernando Sepúlveda, y Andrés Rothkegel, quienes con su conocimiento y actitud destacaron como excelentes profesores, tanto en lo académico como en lo humano. Pero como bien nos dijeron estos mismos profesores, lo que nos enseñan en esos 2 años y medio, no basta y no será jamás suficiente. Es imperativo “aprender a aprender”, y seguir estudiando a lo largo de toda la vida, ya que este campo evoluciona rápida y constantemente.
Por lo mismo, próximamente iniciaré una serie de publicaciones técnicas aquí en mi blog en Medium, enfocadas a enseñar en un lenguaje sencillo, parte de lo que he ido aprendiendo respecto a lo que humildemente considero que son los fundamentos de la programación, en español, para que otros menos afortunados que yo en Chile, tengan más oportunidades de aprender algunas cosas.
